domingo, 6 de marzo de 2016

LA LITERATURA DE LA COLONIA Y DE LA INDEPENDENCIA

EL CONTEXTO
Se puede decir que con la creación de la Reeal Audiencia de Santa Fe de Bogotá, en el año de 1549, se da inicio al período colonial en los que conformaría buena parte del territorio colombiano actual, lo mismo que en Venezuela, Panamá y Ecuador. Aunque en principio las funciones de la Real Audiencia tenía que ver con la administración de justicia, hasta 1717, cuando se creó el Virreinato de la Nueva Granada, se trató de un ente cuyas funciones abarcaron, además, la administración y el control de las instituciones colombianas, así como la pacificación y el dominio del territorio. Por tanto, en la colonia no se finalizó el proceso de Conquista, sino que fue durante todo el siglo XVI, un fenómeno simultáneo a ella, con la salvedad de que fue también un intento de centralizar la administración delegada de España en la ciudad de Santa Fe de Bogotá.

Tras el auge del Imperio de Carlos V y su hijo Felipe II, durante el siglo XVII fue notable la crisis y la decadencia política y económica que atravesó la corona española, y que se prolongó hasta el siglo XVIII. Por un lado la hostilidad que experimentó España por parte de Inglaterra y Francia, cuya presencia se extendía no solamente a su territorio sino, incluso, a América, enflaqueció el poder y la capacidad de España de controlar el nuevo Virreinato. Y por otro lado, despues de ser el primer productor de oro del mundo durante el siglo XVII, Nueva Granadapasó a ocupar un lugar menor en la producción mundial en el siglo XVIII. A pesar de la creación del Virreinato, estos dos hechos provocaron un ambiente de inconformidad entre los criollos, hijos de europeos nacidos en América, que tuvieron que asumir el "mal gobierno" y la decadencia española. Finalmente entre ellos se empezó a gestar un sentimiento de propiedad e identificación con el territorio, de señas de identidad regional, lo que llevaría, tiempo después, al inicio de un período revolucionario caracterizado, en rasgos generales, por la emergencia del pensamiento ilustrado.

Los hechos políticos y sociales
Pocos años después de la implantación de la Real AUdiencia, en 1557 los indígenas paeces, sutagaos, gorrones, bugas, pijaos, panches y quinbayas se sublevaron numerosas veces contra el dominio español.
Por otra razón, uno de los objetivos fundamentales de la Real Audiencia fue mantener la paz en el territorio, aunque a pesar suyo no solo los indígenas, sino también los españoles entraron en un conflicto entre sí. Es más, hasta fray Juan de los Barrios, primer arzobispo de Santa Fe de Bogotá, se enfrentó a los enconmenderos por el mal trato dado a los indios, a tal punto que fue destarrado de la ciudad por la Real Audiencia en 1562.

En el estudio de la economía neogranadina se han distinguido tres fases históricas:
  1. Fase encomendista: El sistema vasallaje indígena durante el siglo XVI estuvo organizado a partir de encomiendas y repartimientos, de tal modo que a mayor número de indígenas encomendados mayor riqueza.
  2. La reforma agraria: de 1591 permitió el surgimiento de haciendas, de tal forma que la producción de riqueza durante el siglo XVII guardaba una estrecha relación con la propiedad de la tierra.
  3. Fase reformista: En el siglo XVIII, las reformas borbónicas que buscaron la centralización política, la solución de la crisis fiscal y el fortalecimiento de la burocracia colonial, tuvieron el objetivo de diversificar la economía colonial y evadir las barreras proteccionistas del mercado europeo.   
Estructura social y prejuicio racial
Aunque entre los españoles no existía el prejuicio de la mezcla de sangres, pues España experimentó la invasión árabe siglos antes del descubrimiento, desde el siglo XVI se instauró un régimen social de razas. Esto significó que la sociedad colonial fue desigual e inequitativa, de modo que solamente los españoles y los criollos tuvieron derecho a la propiedad en el gobierno y al acceso a la cultura y a la educación. Los más desamparados hacían parte de las castas de los indios y los negros – llamados así por las instituciones de la época -, pues quedaban excluidos de la partición en la sociedad civil, con la salvedad de que los resguardos y las encomiendas fueron instituciones dedicadas exclusivamente a la población indígena, en las que los esclavos provenientes de África no podían participar. En esta pirámide social, los mestizos estaban en la mitad, aunque no podían participar en cargos relevantes de la sociedad colonial.

Durante el siglo XVII, la creencia en la limpieza de sangre, es decir, en la ausencia de mestizaje, no solo fue un motivo de exclusión social, sino que se volvió un prejuicio racial tan importante que llevó a que las familias  recurrieran a la Real Audiencia con el fin de que esta les otorgara un certificado de su limpieza de sangre.

El arte y la sociedad colonial
En general la Colonia es difícil encontrar rasgos de una expresión americana auténtica en los productos culturales no solo de criollos, sino de mestizos o incluso de indígenas dedicados a los oficios artísticos. Este fenómeno es el resultado de una etapa que se podría denominar de aprendizaje en la que el arte por los preceptos y los modelos artísticos de Europa. Resulta, entonces, muy difícil encontrar obras artísticas que den cuenta por ejemplo de la relación que tenían las poblaciones americanas con la sociedad colonial en la que se encontraban pues las obras artísticas y literarias omitían los valores propios de los americanos.
Asimismo el papel de la iglesia católica fue muy significante en la medida que por ejemplo, la mayoría de las obras pictóricas de la Colonia tenían como tema la vida de los santos. En este sentido, la iglesia condicionó los modelos de belleza y los tipos de arte que se desarrollarían durante este período. A partir del siglo XVII, cuando las repercusiones de los nuevos valores del espíritu promulgados por el Concilio de Trento y la motivación contrarreformista  resultaron ser los referentes artísticos más importantes en España, emerge un arte de expresión americana, capaz de retomar temas religiosos desde una perspectiva propia. En este sentido se trata de un arte para la fe pero transculturado, es decir híbrido. Entre los artistas destacados de este período en la Nueva Granada  se encuentra Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos (1638-1711).

La literatura colonial
Como ocurre en el arte pictórico, la literatura de la Colonia tuvo una relación estrecha con la religiosidad católica. Este fenómeno se explica en la medida en que la producción literaria estuvo condicionada por quienes podían leer y tener acceso a los libros que, en su mayoría eran los miembros  de las comunidades religiosas. En este sentido, la élite intelectual neogranadina, antes de la ilustración, tenía una relación estrecha con la iglesia católica, como ocurrió con la Madre Jodefa del Castillo, de la orden de las Clarisas, o Hernando Dominguez Camargo, quien fue sacerdote jesuita. Sin embargo, tanto en la vida como en los versos del Poema heroico de  San Ignacio de Loyola se puede observar que, más allá del tema, se encuentra una especificidad americana asociadaal problema de la identidad con el territorio en que nacieron. Este hecho muestra, sin duda, la forma como los artístas latinoamericanos tomaron como pretexto temas o motivos europeos para desarrollar un estilo original autético.

Los temas y los géneros
Con el cambio en la estructura social en la Colonia, se dio también un cambio en las obras que fueron leídas o producidas en esa época como literatura. En primer lugar, con relación a las crónicas de Indias, la expresión literaria se volvió más autónpma en relación al contexto histórico. Esto quiere decir que pese a que las obras de las religiosas Josefa del Castillo o de Jerónima  Nava  y Saavedra eran consideradas como relatos de memorias y testimonios, sus características  y funciones excedían a la de un simple documento histórico. Justamente, al volverse protagonistas de sus propios textos, los relatos de las experiencias de las monjas se acercan más a la ficción, pues en la escritura se vuelven personajes. 
Un ejemplo interesante de este desdoblamiento se encuentra en las experienciassobrenaturales que vive la Madre Josefa del Castillo en Su vida que sus visiones del otro mundo, de Dios y de la pasión de Jesús se presenten como parte de un relato autobiográfico, es decir, con la pretención de que sean leídas como testimonios verídicos, demuestra su capacidad de fabular e inventar historias con el fin de establecer un pacto ficcional con su lector. Osea, que el lector lea como si se le narrara una experiencia real y al mismo tiempo, sin embargo, reconozca el carácter ficcional del relato.

De igual forma, en la narrativa sobresale El desierto prodigioso y prodigio del desierto, porque en este texto se puede observar claramente un pacto ficcional entre el lector y el autor (Pedro de Solís y Valenzuela): de antemano se sabe que los personajes la situación narrada no pertenecen al orden  de las experiencias vividas por su autor, sino que corresponden a un relato ficticio. Este carácter puramente ficcional, que aparece oculto en Su vida de Josefa del Castillo, ha sido considerado revolucionario en la tradición literaria colombiana, porque implica un acercamiento muy importante al género de la novela moderna, que se basa en el procedimiento del pacto ficcional.
     
En el campo de la poesía, las composiciones de Hernando Dominguez Camargo y Francisco Alvarez de Velasco y Zorrilla reflejan la riqueza de la literatura colonial neogradina. En el caso de la poesía del jesuita, la cercanía y la imitación que hace de Luís de Góngora le otorga un carácter un poco hermético y oscuro, es decir, un grado mucho mayor de dificultad por la complejidad en la construcción de las imágenes a través de juegos metafóricos. Por ejemplo, gracias a la asimilación que realiza de las imágenes del arroyo del Chillo y del potro, el poema logra expresar una realidad que no se puede describir fácilmente.  

En el caso de los poemas de Alvarez de Velasco y Zorrilla, resulta fundamental observar que, por lo menos en los dedicados a la poeta sor Juana Inés de la Cruz, no hay solo imágenes contradictorias y complementarias del mundo, como las de los poetas simbolizados con duendes o ángeles. Además, y en esto está uno de los aportes más importantes de la literatura colonial neogradina a la tradición literaria en Colombia, hay una conciencia de pertenecer a un mismo territorio, de habitar un espacio que ha sufrido unos fenómenos históricos que son compartidos por la mayoría de los letrados criollos o mestizos.

La Independencia
Los motivos y la base de la emancipación americana de la corona eapañola, como fenómeno histórico, se encuentran en el ideario de los criollos letrados de finales del siglo XVIII. Más allá de la anécdota del florero de Llorente y el honor roto que ha sustentado la historia colombiana, se debe recordar que se trató de una revolución independentista llevada a cabo no por los grupos menos previlegiados, como las castas de negros e indios, sino por los criollos que, al buscar la autonomía con respecto con la estructura social colonial, concibieron un proyecto de nación basado en los ideales de la Ilustración europea, especialmente de las versiones españolas y francesa. La entrada de la Ilustración en Hispanoaméricana, años antes de la Independencia de la Corona española, implicó un cambio de mentalidad apreciable en tres acontecimientos: la Expedición Botánica, pues fue la apertura a la ciencia moderna en el Nuevo Mundo; el desarrollo de una prensa crítica e ilustrada, en cabeza del cubano Manuel del Socorro Rodríguez de la Victoria, y la organización de la Real Biblioteca Pública de Santa Fe, considerada como la más antigua de América, en cabeza  también del cubano.

La ciencia moderna en Nueva Granada
En 1760 llegó a Santa Fe José Celestino Mutis, el sacerdote e ilustrado español que dirigía la Expedición Botánica en 1783. Mutis, introdujo la enseñanza de la física moderna y del sistema astronómico de Copérnico en la Nueva Granada. Para poder enseñar esto, tuvo que defender su cátedra ante el Tribunal de la Inquisición en 1774. Estos hechos demuestran cómo, a finales del siglo XVIII, los conocimientos científicos que en Europa estaban en boga desde el siglo anterior permitieron el cambio de mentalidad en la Nueva Granada. Como se ve, llegó un poco tarde al continente americano, la experiencia científica moderna dio bases más favorables para el surgimiento de un pensamiento ilustrado, razonado y crítico.

El Papel Periódico Ilustrado y la prensa en la Nueva Granada
Para que este espiritu transgresor tuviera sentido, se necesitó de la prensa como herramienta para la difusión del ideario ilustrado. Justamente, en 1777 se trasladó la primera imprenta que llegó al Nuevo Reino de Granada de Cartagena de Indias a Santa Fe de Bogotá. El primer periódico que circuló en dicha ciudad fue el Papel Periódico Ilustrado de Santa Fe de Bogotá en el que se hicieron públicos los problemas de la cultura y las noticias, dando inicio a la opinión pública en Colombia.

Precisamente, una de las discusiones más citadas de este periódico fue la defensa que Rodríguez de la Victoria hizo de la poesía de Dominguez Camargo, pues consideraba que era una obra novedosa porque iba más allá de la continuación de los temas y los problemas de la literatura española, de la religión católica y de la queja o relación de agravios de la vida colonial. Para Rodríguez de la Victoria, El poema heroico de San Ignacio de Loyola era una de las primeras expresiones de una literatura auténtica de la Nueva Granada. Y, en este sentido, de la identidad de un americano que se concebía en la complejidad de su experiencia no como europeo o un aborigen, sino como americano, cuya cultura era producto de la religión, la lengua y las costumbres españolas, al mismo tiempo que de la experiencia de vivir en un territorio que era habitado por pueblos indígenas.

La literatura de la Independencia
Poco después de la emancipación de España, la literatura colombiana se inclinó hacia la oratoria, el ensayo, las proclamas políticas, los himnos y las odas patrioticas. Este tipo de textos escritos por los criollos que emprendieron la revolución, como Simón Bolívar o Camilo Torres, sirvió como medio de transmisión de los ideales revolucionarios y, sobre todo, del programa que Bolívar había planeado para la Nueva Granada como nación.

Estos textos, además, tienen el valor de ser testimonios de una identidad colombiana que, acorde a la hispanoamericana que se venía desarrollando desde la Colonia, permitió la construcción de una identidad nacional.

Vale la pena destacar que en 1828 se estrenó Las convulsiones, la obra de teatro más representada en Colombia y que, por demás, dio inicio a la tradición teatral colombiana. En esta comedia, Luís Vargas Tejada ironiza sobre el carácter típico de ciertos personajes de la idiosincracia conservadora colombiana a proposito de la educación y las costumbres de los habitantes de Santa Fe. Su crítica la hace una de las obras de teatro modernas más destacadas de la literatura colombiana.

Consulta:
Brevemente las diferentes biografías sobre los diferentes autores de la Literatura de la Colonia y de la Independencia:
  • Hernando Dínguez Camargo
  • Manuel del Socorro Rodríguez
  • Pedro Solís y Valencia
  • Jerónima Nava y Saavedra
  • Luís Vargas Tejada
  • Santa Teresa de Jesús
  • Lope de Vega
  • Juan de Mena
  • Luís de Góngora y Argote 


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